sábado, 14 de abril de 2012

Rolling vinilo

El sonido de la revolución, del cuero y del crochet. El tinteneo que produce el nacimiento de la libertad, de la mezcla, de gritar la verdad. Rasgueo de guitarras, voces rasgadas. Por primera vez los corazones se desnudan. Manos de colores. Bocas de barrio, voz de la gente. Por primera vez se enchufan los bajos. Relámpago y escalofrío. Levis 501, LSD, Ruta 66. Inocente adolescente sacandole la lengua a los mayores. Banda sonora de los cambios. Y todo el ruido, el estruendo, el son, el eco, el bullicio, el runrún, el estruendo y el murmullo quedaron grabados en ese mundo negro y brillante, con surcos como arrugas de vejez y sabiduria. Los vinilos, testigos del nacimiento de blues, jazz, rock. Todos conocemos ese breve golpecillo, ese susurro ronco que anuncia que la música va a empezar. Ahora nos suena a pasado. Nos cuenta el pasado. Girando y girando como un girasol. O como un giraluna. No rayes un vinilo. No rayes la memoria de la revolución.










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