lunes, 26 de marzo de 2012

On the road

Una vez más, en la carretera. No podría vivir sin esta sensación. Moriría. No podría ser feliz sin experimentar de vez en cuando la emoción de partir de nuevo. Esa mezcla de miedo e impaciencia. Más bien terror y ganas de coger la maleta y salir corriendo. Ver sitios nuevos no es sólo mirarlos. Es sentirlos. Imaginar. Que te den ganas de llorar o de reír. Sentir de verdad algo por dentro. Conseguirlo. Llegar al final y saber que eres capaz. Gente nueva. Posibilidades. Tal vez sean mejores. O no.
Desearía vivir en la carretera. Tener una maleta y un coche, y tener la línea blanca infinita a mis pies. Y seguirla hasta llegar a donde se acaba la tierra. Llegar, conocer, amar, partir, sufrir, llegar de nuevo y volver a sentir. Que lo único mío sea lo que lleve a la espalda. Que mi único hogar sea el Mundo.
Ahora empieza una nueva aventura. He cogido mis botas y mi diario. Me espera la Europa majestuosa de los palacios y los jardines. Pero lo importante es volar de nuevo. Olvidar que pertenezco a todo esto que queda en casa. Salir a la carretera.







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