domingo, 12 de febrero de 2012

The artist

Ayer estuve viendo con mis pedorrillos una peli impresionante: The artist. Película en blanco y negro. Y muda. ¿Aburrimiento total? Para nada. Una hora y media de emoción, humor, ternura, angustia, lágrimas, amor. Te olvidas completamente de que los personajes no han pronuciado una sóla palabra en toda la película. Y conseguir eso es muy muy difícil. Las expresiones, la música, las imágenes. Todo habla. Los actores son magníficos, y la fotografía genial. Resumiendo, que vayaís a ver The artist, porque va a dar mucho que hablar. Yo fui pensando: espero que no se me haga muy larga, y salí diciendo: qué corta ha sido! Viaje mágico a los años veinte, rodeada de vestidos cabareteros, rulos, glamour del primer Hollywood, cine de verdad, el principio de todo, una historia fresca y tierna, y a la vez otra cara de la moneda sobre el orgullo y la angustia del fracaso, unidas, como no, por amor. De esas películas de las que sales con sales con ganas de vivir esa época y esa historia. Con el sonido de los zapatos de claqué sobre las tablas, el olor del perfume dulzón de la diva, levantando la barbilla como las damas que saben reír a carcajadas sin perder la elegancia. Lady con un lunar junto a los labios rojos. Y queriendo un gentelman con smoquin, de esos que saben bailar. Con bigote de lápiz, frases ingeniosas e irresistiblemente canalla. Y aunque en un rato se te pasa la tontería y dejas de caminar como si te llamases Peppy Miller y fueses a comerte el mundo, y dejas de sonreír seductoramente como una idiota, y dejas de imaginar a un tipo que te suba a un coche negro y brillante para llevarte a bailar, habrás pasado un ratito viviendo el oro, la tragedia y la euforia de una época en blanco y negro.








Por cierto, una nueva revelación canina: el pequeño Uggy, un actorazo!

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